Llevábamos años hablando de la Transformación Digital en España, pero quizás ha sido a raíz de los últimos meses, que hemos tenido que quedarnos en casa y recurrir al Teletrabajo o al Ecommerce, cuando hemos notado más la necesidad. Muchas empresas han tenido que transformarse rápidamente, adaptando sus procesos internos, su relación con los clientes e incluso sus modelos de negocio a las nuevas necesidades.
Sin embargo, la transformación digital no es nada nuevo, y antes de la crisis sanitaria ya había muchas organizaciones con un largo camino por recorrer. Esto se refleja en el índice de Economía y Sociedad Digitales (DESI), que cada año mide el desempeño y la evolución de los Estados miembros de la UE en términos de competitividad digital.
En este índice, España se sitúa por encima de la media de la Unión Europea, ocupando la undécima posición, con puntuaciones desiguales en los distintos marcadores:
La puntuación donde más destaca nuestro país es la de Servicios Públicos Digitales, donde ocupa el segundo lugar de Europa, mejorando su posición respecto al año pasado, gracias a la aplicación de una estrategia digital por defecto en toda su administración central. Uno de los indicadores que impulsa la posición de España en esta dimensión son los datos abiertos, donde ocupamos el segundo lugar en términos de madurez en Europa. También estamos por encima de la media en cuanto a disponibilidad y uso de servicios de gobierno electrónico.
El despliegue de la infraestructura de las Telecomunicaciones y el nivel de implantación de las tecnologías más avanzadas dan lugar a que 9 de cada 10 habitantes sean usuarios de Internet, y que la brecha de género en el ciberespacio se haya eliminado, aunque aún existe la brecha de la edad.
España dispone de muy buena conexión con cobertura de red ultrarrápida en tres de cada cuatro hogares. Las principales corrientes tecnológicas que están dando forma a la transición digital en España giran en torno a la Inteligencia Artificial, la industria 4.0 y la Ciberseguridad, destacando sobre todo la primera: mientras que en 2013 solo una de cada 50 empresas emergentes centró su actividad en la Inteligencia Artificial, ahora 1 de cada 12 lo hace.
La I+D+I ha ganado peso en la estructura productiva, impulsada principalmente por la inversión privada. Sin embargo, todavía estamos lejos de países como Francia, Italia o Alemania.
Las CCAA mantienen niveles de esfuerzo heterogéneos. Las 5 regiones más avanzadas son: País Vasco, Madrid, Navarra, Cataluña y Castilla y León.
Centrando el foco en la Educación, destaca que España tiene una tasa superior a la media europea en graduados STEM, pero con una brecha de género mucho más amplia que en la mayoría de los países de nuestro entorno.
Podemos concluir que tanto el sector público como el privado están haciendo un esfuerzo por impulsar la Transformación Digital en España con el fin de hacer de la Transformación Digital y la Innovación un motor de desarrollo económico y social en nuestro país.
Aún quedan áreas de mejora, pero no se puede negar el interés por afrontar los retos que tenemos por delante.
España también tiene un buen desempeño en el área de conectividad (quinto lugar), impulsado por una buena implementación de las redes de alta velocidad: el 80% de los hogares tiene cobertura de fibra óptica, muy por encima de la media de la UE (34%).
Por el contrario, España se sitúa por debajo de la media de la UE en el indicador de capital humano (puesto 16), con un 43% de las personas entre 16 y 74 años que aún carecen de competencias digitales. Mejora el porcentaje de graduados y especialistas en TIC del año pasado en el empleo total. El informe destaca acciones como el Plan Estratégico de Formación Profesional en el Sistema Educativo 2019-2022, que busca crear cuarenta nuevas titulaciones en diferentes campos de las TIC.
En cuanto a la integración de la tecnología digital, España se sitúa en el puesto 13, en línea con la media de la UE. Las empresas españolas aprovechan las oportunidades que ofrecen las tecnologías digitales y están por encima de Europa en el uso de sistemas de intercambio electrónico de información (43% frente al 34%), aunque ligeramente por debajo en el acceso al análisis de macrodatos (11% frente a 12%) y el uso de la nube (16% frente al 18%). En cuanto a las tecnologías emergentes, destaca que España ha desarrollado un número significativo de medidas de coordinación, especialmente en el ámbito de la ciberseguridad.
Finalmente, el uso de los servicios de Internet ha aumentado desde el año anterior, y el país ha obtenido resultados por encima de la media de la UE.
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